La exposición a pantallas y dispositivos diversos han cambiado por completo los hábitos de las infancias, la forma en que emplean su tiempo, el tipo de juegos y hasta las relaciones con sus familias y otros niños.

Los dispositivos digitales y las pantallas son ahora omnipresentes en las vidas de los niños y en los últimos años varios estudios han encontrado asociaciones negativas con el excesivo tiempo de ocio que les dedican, explican los autores de este estudio, que se publica en JAMA Pediatrics (de la Asociación de Médicos de EE UU). 

Consecuencias del uso excesivo de pantallas

-Favorecen la pasividad, provocando sedentarismo y obesidad al disminuir la actividad física, los  juegos al aire libre y con otros pares.

-Disminuyen el tiempo de interacción y socialización con los adultos y sus pares.

-Compiten con la lectura y la escritura (indispensable para el lenguaje).

-Provocan insomnio y alteración de los horarios de sueño. Los niños están sobreestimulados y tienden a no poder conciliar el sueño fácilmente.

-Pueden provocar trastornos oculares por el excesivo tiempo de fijación y la proximidad de la visión junto con exceso de brillo de la pantalla, que aumenta cuando se utiliza en lugares oscuros provocando una mayor dilatación de la pupila.

Algunas recomendaciones

En los menores de 2 años no se recomienda el uso de pantallas ya que necesitan de una exploración concreta del medio ambiente y de interacción social. No logran interpretar claramente lo virtual, tienen un pensamiento concreto y requieren de la exposición y la investigación del mundo real para favorecer su desarrollo.

En los mayores de 2 años hasta los 5 años, se recomienda 1 a 2 horas al día totales. Y en los mayores de 5 años, un tiempo prudencial para que no compita con el tiempo de juego e interacción con los adultos, con sus actividades al aire libre y con los otros pares.

Además debemos evitarlas al momento de comer, permitiendo compartir el espacio con la familia favoreciendo el dialogo.

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